La capacidad de invención del ser humano no conoce límites. Sobre todo si se trata de fastidiar a otros seres humanos. A esa conclusión ha llegado casi todo el mundo, pero vamos a reforzarla. Recuperamos a un personaje del que ya habíamos habado en otros artículos: el odioso cuñado.
Ese tipo del que no sabemos casi nada, salvo que ha hechizado, posiblemente mediante magia negra, a nuestra hermana. El prepotente cretino con el que hay que quedar bien, en aras de la paz familiar y las buenas relaciones con una hermana que prepara unos postres deliciosos que queremos seguir disfrutando. Y el tipo lo sabe. Y aprovecha para ser más cretino aún.
Y entre unas cosas y otras, llega su cumpleaños –que da la impresión de que fue la semana pasada, pero, ¿cuantas veces piensa cumplir años este tipo?- y, con él, el apuro de comprarle algo. Pues mira: nos vamos a tomar la revancha, hombre. Este año le toca un “WTF?”.
Matices o no matices, “WTF?”
“WTF?” son las siglas en inglés de “What the f***k?” ( los asteriscos se pronuncian, en este caso “ac”). Traducido al español viene siendo “¿Qué c**o es esto?” –en este caso las estrellas se pronuncian “oñ”. Diferencias idiomáticas. Y es que tal es la frase que dirá o pensará nuestro cuñado ante el regalo que le vamos a perpetrar.
Hay para elegir, pero vamos a abrir boca lanzándole un indirecta: la primera sugerencia puede comprarse en Amazon: un feísimo e inútil lechón de goma, muy en la línea de los pollos de este material, sólo que más inútil y más feo.
Entre cerdos anda el juego
Sin abandonar el tema porcino para nuestro cuñado –valga la redundancia-, podemos regalarle unas perfectamente antiestéticas tiras de bacon adhesivas para tapar grietas y rasguños. Que nos odie.
¡Ropa! Un clásico de fastidio que se verá obligado a vestir cuando vayamos de visita. Nos hemos topado, navegando por la tienda de Amazon –otra vez- una camiseta cuyo diseño encaja al cien por cien con la cara de un perro labrador. Tan bien hecho está que da miedo acercarse por si nos suelta un lametón y nos llena de babas (la camiseta, queremos decir).
Algo que apretar con fuerza
Subimos un nivel en la escala de whathefaquismo de ideasdereagalos.es: como a estas alturas el hombre estará pensando a qué punto de nuestra anatomía apuntar con su agresión, lo relajaremos con una versión “WTF?” de las pelotas antiestrés: unos testículos de goma. Que los apriete y patee cuanto quiera. Incluso si mientras lo hace mira hacia la parte central de nuestra anatomía.
El cabreo del hermano político en cuestión debe andar ya por el ocho en la Escala de Richter… Regalémosle un relajante libro: Colección de cucharas del Tercer Reich. Una soporífera obra de James A. Yannes sobre cómo usaba tales piezas el monstruo exterminador de razas.
Para (…) y no echar gota
El siguiente regalo se vende como repelente de ciervos. No demasiado útil si tenemos en cuenta que presume de vivir en pleno centro de la ciudad, donde los cérvidos tienden a escasear. Él sabrá qué hace con una garrafa de orina de lobo.
El caso es que el muy imprudente puede optar por no usar el pis de lobo. Y eso le va a traer consecuencias: un primo de Bambi se le va a colar en el salón. Menos mal que lo hemos cazado a tiempo y, como buenos hermanos políticos, le regalamos el trofeo…
Bueno. No del todo: en lugar de enmarcar la cabeza del animal, sus cuernos y todo, hemos decidido optar por la vía sutil: por menos de ochenta euros podemos regalarle un magnifico trasero de ciervo, cola incluida, para que lo cuelgue junto a su retrato. Podemos llamara ésta la “pared de los horrores”.
DEFCON 3…
Con la mirada perdida, los dientes apretados los dedos engarfiados, no parece que el hombre tenga muy buenas intenciones hacia nuestra persona. Vamos a ponérselo fácil hombre, a ver si se atreve:
Por apenas treinta y cinco euros, podemos regalarle un bote de uranio. Lástima que no sepa que está empobrecido –de baja radiactividad, inocuo-, pero, ¿y lo que va a disfrutar tratando de deslizarlo debajo de nuestra almohada cuando venga de visita? Criaturilla…
Más claro, agua
Y, para enviarle el mensaje final, un artilugio que tiene grabado -en inglés- las palabras “hecho con cariño”, mientras que entre sus instrucciones están las palabras “fácil de usar”. Regalémosle un ataúd. El que comentamos aquí viene sin pintar, para que cada uno le dé su toque personal.
Sí: nos ha quedado un artículo larguísimo, pero es que hemos pensado que todas las sugerencias valen mucho la pena, tanto para dejar claro qué es un regalo “WTF?” como para que nadie se equivoque cuando busque un regalo con sentido del humor.
Si el agasajado es una persona a la que queremos y que se lo merece, éstos son complementos del regalo que en realidad queremos darle, una broma. Si es ese ser de averno que se ha casado con (contra) nuestra hermana, no es preciso nada más.