Espein is muuuy diferente

Uno se va a. digamos, Estados Unidos y se trae de recuerdo una taza de desayuno con la inscripción “I love NY”; si se va Francia, suele adquirir para sí mismo o para sus allegados una copia a escala de la Torre Eiffel; en Egipto, un papiro, o tal vez una cachimba…

Viene, verbigracia, un estadounidense a tierras íberas y se lleva… ¡Un toro de plástico! ¡Con dos… cuernos! Sí-se-ñor. De todos lados nos traemos muestras de cultura o arte, mientras que desde España exportamos la imagen de país de guitarra, siesta y pandereta. Señores guiris: esos regalos no me representan.

¡llolé!

Del mismo modo que un egipcio está orgulloso de su Historia o de su arte, o un francés de sus monumentos, un buen porcentaje de españoles somos como poco, indiferentes a los toros o ante el flamenco nos aburrimos como ostras de las que se aburren mortalmente ¡Sorpresa, John! No todos somos toreros o folclóricas, como te creías, vistos los recuerdos que te llevó tu cuñado Peter de su viaje de sun, sex and sand.

Toros y folclóricas

Uno viaja a un país en el que el sun le dejo la piel como a un cangrejo cocido; la sand se la comió en abundancia gracias a cuatro mocosos maleducados que se empeñaban en decir que estaban jugando a algo parecido al fútbol en la playa: y de sex tenia pocas ganas porque volvía todas las noches sólo un escalón por encima del coma etílico al hotel.

John, amigo mío, Peter te compró el toro de plástico para salir del apuro. Y no te quejes: lo de tu hija y sobina suya ha sido peor: una gitana, vestida con un traje de lunares y faralaes. Hay que ser muy “descastao” para traerle semejantes atentado al buen gusto a una familia a la que se supone que quieres.

Un país dentro de una pandereta

¿Y lo de su amiga Mary? ¿Pues no va el tío y le lleva unas castañuelas? Eso sí, con su funda de lunares, para que sean más flamencas. Y como se ve que no quería que el novio de Mary se pusiera celoso, va el hombre y le regala una pandereta.

Que no. Que yo soy español y no me representan ¿Por qué no son típical espanis, por ejemplo los recuerdos que de verdad engloben a todos los españoles? Sólo dos ejemplos, sin necesidad de pensarlo demasiado: un Quijote y un Santiago Matamoros.

Perdón: un Santiago xenófobo contrario a la alianza de civilizaciones, políticamente incorrecto y malo malísimo que mata magrebíes inocentes que sólo querían ganarse la vida invadiendo la Península Ibérica (¿Qué imagen daríamos de España, llamándolo por su nombre?).