Que sí. Que vale. Que algunos de los complementos que podemos encontrar en el mercado para los móviles son muy útiles. Es más, alguna hemos visto digna de convertirse en un regalo para esos que acaban el día con agujetas en el bíceps de tanto sujetarse el teléfono contra la sobrecalentada oreja.
Pero es que hay casos y casos, hombre. Vamos a ver: buscamos un voluntario que nos explique para qué sirve una funda, de esas que le ahorran agua, golpes y suciedad al aparato… ¡Con capucha! Venga ya. Pues la hemos visto y aún estamos tratando de parpadear.
Se trata de una imitación de un sudadera, gris necesariamente, en cuyo favor sólo podemos decir que se adapta a varios tipos, modelos y tamaños de móvil. En su contra, que puede provocar conflictos si alguien se gasta los catorce euros que cuesta. Es muy posible que quien reciba el regalo no reacciones muy positivamente.
Pájaro bobo llamando a cuco regalador
Otro. Y muy peliculero ¿Recuerdas esas pelis de policía en las que el protagonista se acerca el micrófono a la boca y dice aquello de: “Charlie uno llamado a todas las unidades”? Pues mira tú por dónde que ahora podemos hacerlo nosotros.
Se tata de un manos libres que se conecta al teléfono por medio de una clavija Jack y que funciona como lo hace cualquiera de estos complementos. Eso sí: viste mucho llevarnos el cacharrito a los labios y, en lugar del típico “Hola, cariño: salgo para casa” soltar un “Halcón atontao a ratón risueño, voy hacia el cuartel general”. Podría muy bien ser causa de divorcio. Sobre todo por habernos gastado dieciséis euros en… Eso.
Encadenado el iPhone
¡Otro! Y este es bueno. Después de décadas de evolución para liberar al teléfono de la esclavitud del cable y de la mesa, ahora nos proponen que volvamos a atarlo. Tal cual: un soporte con forma de teléfono de sobremesa en el que podemos encajar el iPhone.
Se trata de un plasticuzo hortera que tendremos que mirar con gafas de sol para que no nos agreda demasiado a los ojos. Bueno, al menos nos servirá de cargador, eso sí al precio de veinticinco euros y la cara de susto del agasajado.
Apenas hemos escarbado en el mundo de regalos para el móvil que se perpetran, en lugar de darse. Son más, sólo que pocos hay mejores. O peores, según se mire. O se a quien se le regalen.