Y yo haciendo cuentas para ver si le puedo regalar a la peque una Barbie Heavy Metal, con su Ken melenudo… mientras a otros se les ofrecen juguetes cientos de miles, e incluso millones de euros. He dicho bien: juguetes más o menos tradicionales en versión para millonarios, o al menos fuera del alcance de un mileurista pelao.
El primero de los ejemplos es un cochecito de la marca Mattel: un Hot Wheels. En el 40 aniversario de la casa y por los 40 millones de estos cochecitos fabricados, sacaban a la venta estos juguetes por unos 130.000 euros ¿Por qué son tan caros? Pues porque el coche lleva “de serie” 2.700 diamantes de color negro, azul y blanco y, para redondear la obra, las luces de freno son rubíes. Como para jugar con él.
Del coche al tren a escala: el GGI Electric Locomotive es una locomotora que viene con apertura de puertas y sonidos de ferrocarriles modernos. Una tontería, un cacharrito para niños pobres: 900 euros.
Algodón de azúcar con patatas de cristal
Tenemos también otra idea muy baratita, especial para golosos: la Authentic Cotton Candy Machine, una máquina capaz de ofrecernos hasta cien porciones individuales de algodón de azúcar por hora gracias a un motor de 80 vatios y a que hayamos pagado los (más o menos) 1.450 euros que cuesta.
Otro: (éste me encanta): un Mr. y una Mrs. Potato, a razón de siete mil euros cada uno. Son igual de feos que los originales, pero están forrados con 23.000 cristales Swarovski de 14 colores distintos.
Los clásicos siempre triunfan
Por otra parte, ¿te imaginas tener un Batman de tamaño natural en tu habitación (o en cualquier otra parte de tu casa)? Puedes hacerte con una figura de metro ochenta y tres, fabricada en fibra de vidrio por unos cuatro mil euros. Una ganga ¡Vaya susto se van a llevar los ladrones!
Y vamos a terminar con la versión para millonarios del viejo caballito de cartón: se llama Wild Zebra Rocking Horse y cuesta unos ocho mil euros. Está fabricado en madera, con sus estribos, riendas y silla. Lo que la diferencia es el sistema que le permite mecerse solo. Aguanta pequeños súper ricos de hasta 65 kilos.
Hasta aquí. Ahora vamos a buscarnos una sierra para recortarnos unos dientes que se nos han puesto de largos hasta el suelo. Cuando lo hayamos conseguido, volveremos con más juguetes para niños y mayores que se dedican a esquiar por la cuesta de enero.