Gente que no debería tener derecho a usar Facebook

Hasta ahora, y mira que llevo ya un tiempo con la cuenta activa, no había borrado de mi cuenta de Facebook a nadie. Ni siquiera al cretino de mi cuñado. No sería por ganas, pero uno, por educación, se aguanta y no elimina a nadie.

Pero esto es excesivo: ¿Quién me manda a mí aceptar la amistad de gente que no conozco sólo porque ha pasado por el mismo parvulario que yo siete años más tarde de que un servidor se fuera? En fin, que la sujeta en cuestión me tiene frito.

Gente que no debería tener derecho a usar Facebook

Todos los días y a todas las horas me está saturando el muro con frasecitas de esas de filósofos que escriben sus pensamientos en los cromos del Bollicao. Un segundo, que voy a ver la última: “Quiero abrazarte y no soltarte porque no se [Sic] cuando [Sic] te volveré [Sic] a ver”.

Una micra de profundidad

Vamos a ver, querida (ejem) amiga: faltas de ortografía aparte –deberías leer algo más-, la frase tiene la profundidad de una mesa camilla. Me importa –a tus “faceamigos” NOS importa- entre uno y cero bledos que te parezca bonita, profunda o sentimental. Envíasela a quien quieras enviársela y déjate de monsergas.

Los demás no tenemos por qué tragarnos memeces que no dicen nada a nadie, salvo que se compartan entre dos. Y lo que tú te traigas con el pobrecillo de tu novio, o aquél que tú quieres que lo sea se nos da una higa a los demás.

Mejorar un regalo

Dicho esto (veo que acabas de publicar otra de esas frasecitas… ¡Ah no!: es una foto de una mano reventando burbujas de plástico y te invita a que presiones en dedito pulgar hacia arriba si lo haz hecho) ¿Cuándo permitirá Facebook presionar en un dedo corazón alzado, además de en el pulgar? ¿Ves? Ya me has hecho perder otro párrafo.

En fin: lo que iba decir es que está muy bien publicar frases con mensaje en Facebook, sobre todo si no tienes con quien compartirlas, pero está mucho mejor que la frase, esa que es especial entre quien regala algo y el agasajado, ocupe su espacio impresa en una tarjeta.

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Por muy pocos céntimos, regalemos un trocito de alma

Son muchas las empresas e imprentas de todo tipo que, por un precio módico, te hacen un trabajo de calidad. Así, el regalo para esa persona especial gana un valor muy por encima del que tiene. Por muy poco dinero, estaremos entregando dos regalos: el primero el que esa persona enseñará a sus amigos; el segundo, un trocito de alma, escrito por nosotros mismos o por alguien que de verdad sabe -o sabía- escribir.

Me voy a dar el gusto de compartir en privado, contigo, uno de esos escritos especiales, mejor incluso que cualquier regalo al que pueda acompañar. Se llama “Amor constante más allá dela muerte” y lo escribió un tal Francisco de Quevedo ¿Te suena?:

“Cerrar podrá mis ojos la postrera

sombra que me llevare el blanco día,

y podrá desatar esta alma mía

hora, a su afán ansioso lisonjera;

 

“Mas no de es otra parte en la ribera

dejará la memoria, en donde ardía:

nadar sabe mi llama el agua fría,

y perder el respeto a ley severa.

 

“Alma, a quien todo un Dios prisión ha sido,

venas, que humor a tanto fuego han dado,

médulas, que han gloriosamente ardido,

 

“Su cuerpo dejará, no su cuidado;

serán ceniza, mas tendrá sentido;

polvo serán, mas polvo enamorado.”

Ahora, vas y me dices no sé qué de un beso eterno en las llamas de la pasión de los ojos del amante. O una tontería similar. Es entonces cuanto te expulso del Facebook porque no puedo sacarte a patadas del planeta. Mema.