Para convertir una casa en unos recreativos en 3, 2, 1…

Hay algo que nos hace iguales a todos, seamos mayores o menores, de Madrid, Cádiz o Badajoz. Y es que no podemos evitar estar en un bar tomando una cerveza, mirar al futbolín y decir lo típico de “¿una pachanga?”. Y a su vez es una fuente inagotable para discutir en cuanto a lo que se permite o no.

La mariposa, pases en la delantera, parar la pelota, sacar del medio, de portería… que no se sabe muy bien quien las dicta pero que se forjaron desde el palacio de los futbolines, los recreativos. Aquellos centros que combinaban futbolines, billares, maquinitas y tragaperras. De los que ya solo quedan letreros de neón apagados en locales cerrados llenos de polvo.

Sin embargo son muchos los que aún recuerdan estos tiempos con especial cariño. Y que si pudieran convertirían su casa en uno de aquellos recreativos, pero no tienen sitio. Si quieres sorprenderles prueba con los siguientes regalos, a un tamaño tan asequible como su precio.

Futbolín de sobremesa

¿Harto de sobremesas familiares aburridas de silencios incómodos? ¡Traemos tu solución! Un cómodo y manejable futbolín de aspecto clásico sobremesa. Con el que podrás animar tanto a grandes como pequeños. Con el que poder picarte con tu suegro o cuñado y demostrarle quien es el rey de la pista.

Está creado en PVC y sus medidas son 51x31x10 cm. De fácil montado. Incluye 12 jugadores (6 por cada equipo), marcador manual en cada una de las porterías y dos pelotas. Su precio es de 24,95€.

Billar grande de sobremesa

¿Quieres convertir tu casa en esos sofisticados salones de caballeros ingleses? Pues tenemos aquí el elemento más necesario de todos. Un billar al que solo le falta la luz incandescente de una chimenea para sentirte en el Londres de principios de S.XX.

Este billar está fabricado en madera, PVC y paño a modo de tapete verde. Sus dimensiones son de 51x31x10 cm, medidas suficientes como para que pueda jugar cualquier persona. Incluye 2 palos, 2 tacos, 16 bolas de billar, 1 cubo de tiza, 1 cepillo y un triángulo. Su precio es de 24,95€.

Máquina recreativa para iPhone

Si eras de los que tenías que esperar una cola interminable para poder jugar al Street Fighter y una vez juraste que tendrías una máquina para ti solo en casa, no te preocupes, aquí tienes la oportunidad. Solo necesitas un móvil iPhone y prepárate para horas de diversión.

Creado en PVC, con dimensiones de 14×8,4×7,5 cm. Esta mini consola cuenta con un Joystick de 8 posiciones y dos botones. Los juegos se pueden descargar totalmente gratis desde la AppStore. No es  compatible con iPhone 5. Su precio es de 21,90€.

Adultos adolescentes

Reconozcámoslo, tenemos ya los 30. Es difícil, pero repitámoslo, ya tenemos los 30. Es duro hacerse la idea, pues hace dos días estábamos como locos por cumplir los 18. ¿Qué ha pasado? ¿De dónde han salido estas cartucheras? ¿Me estoy empezando a quedar calvo como mi padre?

Aunque suene tópico debes de saber que la edad no está en el carnet, sino en la alegría. Y hay gente que desde luego por fuera no se nota, pero que tienen el alma llena de plumas, porque están en plena edad del pavo.

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¿Cómo elegir un buen juguete educativo?

Llega el verano y con él el aburrimiento máximo de nuestros hijos. No os sorprenderá si os digo que no hay nada peor en la vida de unos padres que cuando es incapaz de conseguir que ese niño de apariencia angelical no encuentre nada con que entretenerse. Pues puedes pasar de la frase “es el mejor regalo que me ha dado la vida” a querer venga el rey Herodes y acabe con lo que empezó…

Para evitar estas situaciones y no caer en la jauja de que nuestros pequeños caigan en la monotonía de tele e Internet, os aconsejamos que os lancéis a hacerles un buen regalo, que se justifique por el final del curso, pero que a la vez que les entretenga les eduque. Estos son los conocidos como juguetes educativos.

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Tiempos de juguetes, tiempos de inocencia

De vez en cuando me gusta dejarme caer por el desván y echar un vistazo a mi infancia. Entonces, recuerdo que no siempre se han regalado pesepés, equisboxes o móviles bisnietos (mal juego de palabras y lamentable chiste que se traduce por móviles de cuarta generación o cuatro ge).

Me sumerjo, digo, en esa especie de polvoriento túnel del tiempo que otros llaman desván y aterrizo en épocas en los que era tan inocente que desconocía el significado de la palabra inocencia. Y, más que juguetes, lo que allí encuentro son paredes, muros que preservaban la candidez y que en cuanto decidí que era demasiado mayor para jugar con ellos, dejaron que el mundo penetrara en mi vida.

Paseo entre cumpleaños y Navidades; entre abuelos a los que recuerdo, sonriendo y a la vez dejando caer una lágrima de emoción; tíos cercanos y lejanos a los que ahora quiero más o a los que he dejado de querer hace mucho. Le doy la mano a papá, con la cara ennegrecida del rey Baltasar o a mamá, a la que en mi memoria le crece la barba de Melchor…

El mundo con los ojos de un niño

Paseo y acaricio estos juguetes que, aunque son los mismos, no son aquellos juguetes… En el Scalextric ya no corre Ayrton Sena subido a un coche con publicidad de tabaco en el chasis, sino dos autos a escala que, de vez en cuando, y si no suelto el acelerador, se salen dela pista y vuelcan (mira: eso no ha cambiado).

El delfín del juego de agua Geyper que les valió a mis padres que los cubriera de besos, ya no se llama Flipper y tiene una forma tan imperfecta que no tengo muy claro si es un delfín, un tiburón con mutaciones o un atún en un día de resaca.

El calendario de los regalos

Veo pasar ante mí el tiempo, en lugar de en calendarios o relojes, en regalos, desde aquellos que no recuerdo haber recibido (¿es posible que me gustara aquél sonajero?) hasta los que pasé años pidiendo, Navidad tras Navidad, como el glorioso e inolvidable Amiga 500… del que sólo recuerdo el momento en el que mis padres, tan ilusionados como yo, me lo entregaron, sin papel de regalo, puesto que yo sabía lo que era.

Tiempos de inocencia de los que no deberíamos habernos desprendido y a los que podemos regresar, al menos de corazón, de la mano de aquellos juguetes eternos e inolvidables que, quién sabe, tal vez no fuera mala idea compartir un día con tu propio hijo. Quién sabe…

 

¡Nos encantan los juguetes vintage!

Y es que son juguetes que han estado ahí siempre. Son juegos que ya estaban. Los cuales no sabemos de dónde salieron, pero que nuestros padres ya conocían. Y los que hemos tenido abuelos también hemos disfrutado de las explicaciones y demostraciones, con mucho desparpajo, a pesar de llevar años sin jugar.

Estos juguetes ocupaban parte de nuestro tiempo libre, compitiendo con los spectrum y posteriores consolas. Juegos como la comba, la goma, los trompos o los diábolos, que nunca deberían haber desaparecido.

Por lo cual, esta entrada de hoy es una idea para regalar a niños y un deber. Volvamos a recuperar esta clase de juguetes de madera o chapa. Hacer que nuestros padres puedan jugar con nuestros hijos y explicar los viejos trucos. Conservar ese vínculo intergeneracional.

Juguetes recortables

Juegos de papel, que consistían en recortar y doblar algunas de sus piezas, como eran las típicas mariquitinas, muñecas de cartón a las que vestir con vestidos de papel y complementos. O los soldaditos de papel, que se apoyaban en las pestañas que había bajo sus pies.

También podíamos disfrutar de impresiones que recortar y pegar con pegamento, creando construcciones que daban paso a edificios, vehículos o diversas maquetas.

Hoy en día existen los muñecos recortables, que con imágenes cúbicas forman los personajes más populares que forman parte de diferentes dibujos animados. La forma contemporánea de esta clase de juegos. la cual conserva a la perfección su esencia.

Juguetes de madera

Juegos prácticos con los que los niños desarrollaban su coordinación e inteligencia con los llamados “trucos”. Que eran estrategias con las que se hacían girar, saltar y demás acciones, con las que poder fardar y que te hacían el rey de la calle delante de tus vecinos.

Juegos como trompos y peonzas. Que son un juguete que consiste en que giran sobre su propio eje. Pueden ser de diferentes formas y tamaños. El juego principal consiste en hacer un círculo en el suelo y mediante rotación del cuerpo echar del trazo a los demás. Pero como todo, los juegos han ido cambiando o inventándose nuevos.

Juegos de habilidad como son los yo-yos o los diábolos. Consiste en hacer malabares mediante cuerdas enrolladas o tensadas. Para hacer subir y bajar el cuerpo de madera. Existen verdaderas competiciones en las que los mejores enseñan sus trucos.

Juegos de comba y goma

Juegos en los que se reunían niños y en los cuales existían normas básicas como “quien llega el último se la mocha”.

Juegos en los que saltar la comba o sortear la goma que iban acompañados de canciones que siempre han sido populares o nuevas, como sintonías de series de televisión o canciones del momento.

Regalos para niños y para no tan niños, una oportunidad de rememorar tu infancia.

Jou, jou… o sea… jou

Y yo haciendo cuentas para ver si le puedo regalar a la peque una Barbie Heavy Metal, con su Ken melenudo… mientras a otros se les ofrecen juguetes cientos de miles, e incluso millones de euros. He dicho bien: juguetes más o menos tradicionales en versión para millonarios, o al menos fuera del alcance de un mileurista pelao.

El primero de los ejemplos es un cochecito de la marca Mattel: un Hot Wheels. En el 40 aniversario de la casa y por los 40 millones de estos cochecitos fabricados, sacaban a la venta estos juguetes por unos 130.000 euros ¿Por qué son tan caros? Pues porque el coche lleva “de serie” 2.700 diamantes de color negro, azul y blanco y, para redondear la obra, las luces de freno son rubíes. Como para jugar con él.

Jou, jou… o sea… jou

Del coche al tren a escala: el GGI Electric Locomotive es una locomotora que viene con apertura de puertas y sonidos de ferrocarriles modernos. Una tontería, un cacharrito para niños pobres: 900 euros.

Algodón de azúcar con patatas de cristal

Tenemos también otra idea muy baratita, especial para golosos: la Authentic Cotton Candy Machine, una máquina capaz de ofrecernos hasta cien porciones  individuales de algodón de azúcar por hora gracias a un motor de 80 vatios y a que hayamos pagado los (más o menos) 1.450 euros que cuesta.

Otro: (éste me encanta): un Mr. y una Mrs. Potato, a razón de siete mil euros cada uno. Son igual de feos que los originales, pero están forrados con 23.000 cristales Swarovski de 14 colores distintos.

Los clásicos siempre triunfan

Por otra parte, ¿te imaginas tener un Batman de tamaño natural en tu habitación (o en cualquier otra parte de tu casa)? Puedes hacerte con una figura de metro ochenta y tres, fabricada en fibra de vidrio por unos cuatro mil euros. Una ganga ¡Vaya susto se van a llevar los ladrones!

Y vamos a terminar con la versión para millonarios del viejo caballito de cartón: se llama Wild Zebra Rocking Horse y cuesta unos ocho mil euros. Está fabricado en madera, con sus estribos, riendas y silla. Lo que la diferencia es el sistema que le permite mecerse solo. Aguanta pequeños súper ricos de hasta 65 kilos.

Hasta aquí. Ahora vamos a buscarnos una sierra para recortarnos unos dientes que se nos han puesto de largos hasta el suelo. Cuando lo hayamos conseguido, volveremos con más juguetes para niños y mayores que se dedican a esquiar por la cuesta de enero.