No vamos aquí a negar que satisfacer nuestro instinto consumista recorriendo centros comerciales arriba y abajo buscando regalos para nuestros seres queridos (o no) es una de las cosas más entretenidas de la Navidad. Al mismo tiempo, también estaremos de acuerdo en que también nos gusta a todos aprender a hacer cosas nuevas mientras pasamos el rato y economizamos unos eurillos.
De eso se trata el DIY. Habréis visto por ahí alguna vez esas siglas, o sea, Do It Yourself, lo que viene significando “hazlo tú mismo”. Esta práctica que hunde sus raíces en el punkismo de los años ochenta se refiere simplemente a fabricarnos nuestras propias cosas en lugar de comprarlas, o en recuperar o reciclar objetos y materiales para convertirlos en otras cosas completamente diferentes.