De verdad que estaba planteándome fumar la pipa de la paz después de que mi cuñado se descolgara con una invitación a una cena por todo lo alto. Como quinientos euros que se ha dejado el tipo. Claro que luego he sabido que la pagó porque perdió una apuesta con mi hermana.
Como, además, ya no fumo, lo de la pipa de la paz lo vamos a dejar para mejor ocasión. Sin embargo, soy un tipo relativamente cortés y he pensado que voy a corresponder a sus atenciones, con un regalo excéntrico de puro caro, incluso sin haber perdido apuesta alguna.
Pero, ¿cómo? Tras darle una buena cantidad de vueltas, he hallado la solución delante de mis ojos: un café muy… especial. Bueno, lo cierto es que estoy entre dos tipos de café. De hecho, a día de hoy, son los cafés más caros que se pueden comprar en el mundo, pero hay gustos que merecen palos.
¿Se puede saber qué está haciendo ese lindo gatito?
Hablo del Kopi Luwak y del Black Ivory, dos cafés cuyo proceso de elaboración incluye un paseo por el tracto digestivo de diferentes animales. Sí: la puerta de salida es justamente la que todos estamos pensando.
El Kopi Luwak procede del paso por los intestinos de los gatos de Algalia, unos bichitos parecidos a las civetas que habitan los cafetales de Indonesia, Filipinas, Vietnam y determinadas zonas de la India. De hecho, en indonesio kopi significa café y luwak es el nombre del animal.
Las bayas del café son parte de la dieta del gatito, que sólo es capaz de digerir la parte externa, dejando el grano intacto, aunque parcialmente fermentado. Por cierto que el gato de Algalia sólo se come los granos de mayor calidad.
Un proceso similar al de la cerveza
Tras día o día y medio, y en un lugar lo bastante húmedo, el café germina, lo que hace que las proteínas responsables del amargor cambien, de manera similar a como lo hace la cebada al fermentar o maltear para elaborar cerveza. Sí: hablamos de un café malteado.
Antes de que se te revuelva demasiado el estómago, un dato: los granos procesados por esta civeta llevan menos bacterias que, por ejemplo, los de café colombiano. Esto se debe, según Massimo Marcone, nutricionista y encargado de certificar el Kopi Luwak, al profundo lavado al que se somete a cada grano una vez recolectadas las heces.
Tras recogerse y lavarse, los granos se tuestan ligeramente, de modo que no se echen a perder los sabores que el proceso natural ha desarrollado.
Un espectacular y escasísimo café
El resultado es un espectacular café que los catadores alaban por su aroma con matices de tierra y sabor con puntos de chocolate (qué fácil me ponen el chiste a veces) y caramelo. Vamos, que, aun sabiendo de su origen, me está empezando a apetecer un Kopi Luwak.
El precio –dato importante- en España es de 72 euros por una cajita de 150 gramos, lo que supone 450 euros el kilo o, lo que es lo mismo, 25 cada taza, sin contar el agua que gastes. Estas cantidades se explican viendo que los animales no procesan más de 25 gramos al día cada uno, lo que da en una cosecha de unos 200 kilos al año.
¿Qué diría Dumbo en estos casos?
Pero existe un café aún más caro que el Kopi Luwak y que tiene en común con él el… proceso biológico al que se lo somete. Hablamos del Black Ivory o Marfil Negro. Esta variedad proviene de la… salida de emergencia de un reducido grupo de elefantes asiáticos.
Los paquidermos en cuestión viven, duermen, comen y… producen el café más caro del mundo en Chiang Rai, al norte de Tailandia. Concretamente, están en un campo detrás del resort turístico Triángulo de Oro de los hoteles Anantara. De este mismo campo es de donde proceden los granos de café.
Un proceso duro… muy duro
Lo primero que se hace es seleccionar las bayas del café de variedad Thai Arábica, recogidas a 1.500 metros de altitud. Con ellas, se alimenta a los elefantes. La siguiente parte, la del proceso dentro del animal es similar al que se produce en el de la gineta.
Luego, los granos son recogidos uno a uno por los entrenadores o “mahouts” junto con sus esposas y se secan al sol (los granos, no las esposas). La Fundación Asiática del Elefante Triángulo de Oro, en las dependencias del hotel, es la se encarga de refinar el café.
Lo raro es que aparezca algún grano de café
Pero los elefante no comen sólo café (pobrecillos, ¿qué esperabas?), fruto del que, de hecho, no comen demasiado. Además, los granos deben salvar las piedras de molino que estos animales tienen por molares. Luego, tras recorrer todo el tracto digestivo de elefante, pueden ser complicados de encontrar (no vamos a entrar en detalles, ¿verdad?).
Sumemos a lo dicho que mantener a un elefante es un gasto bastante fuerte, al menos infinitamente más que lo que supone el que generan los gatos de Agalia. De este modo, el precio ronda los 900 euros por kilo o 40 por taza, y sólo puede adquirirse en los cuatro hoteles Anantara, en las Maldivas y en el Triángulo de Oro en Tailandia.
Por cierto que la Fundación Asiática del Elefante Triángulo de Oro ha rescatado a 30 elefantes, junto con sus mahouts y sus familias y un ocho por ciento de las ganancias se donan a la fundación.
Creo que el café me lo voy a regalar a mí mismo. Para mi cuñado, uno soluble. Total, tiene un paladar que parece de cemento.