Una vez que nos hemos quitado de encima (¡puaj!) el azúcar de San Valentín, volvemos a ser seres humanos comunes y corrientes, no idiotas cuya mera visión prohíben los médicos a sus pacientes diabéticos. No es éste el primer artículo en el que abogo por que San Valentín sólo tiene sentido si se celebra 365 días al año. 366, si es bisiesto. Es por eso que hoy te propongo que le digas a tu pareja que se acerque y, juntos, os asoméis a la ventana que se abre mediante Internet y planifiquéis, entre los dos, unos cuantos viajes para Semana Santa. Como soy así de retorcido, la idea es que la “engañes” (nótense las comillas) a tu chica o a tu chico, según sea el caso, y le hagas creer que es un mero sueño, un juego en el que os imaginéis en, digamos, Bali.
Oído y mente abiertos
Hablad de lo que haríais en las playas balinesas, qué comeríais en China (te sorprendería saber qué nos hacen creer sobre lo que se come en China) o qué visitaríais en Japón. Habla, pero sobre todo escucha. Atiende a qué le gusta más, qué ideas aporta, con qué sitios sueña… Porque esto va a ser mucho más que un juego. Una vez que sepas de sus preferencias, ahora ya sin que esté presente tu pareja, viene la parte práctica: hemos dicho que será en Semana Santa. Pues que sea en Semana Santa. Hemos hablado de un destino Asiático. Pues nos vamos a Asia.
Top secret
Prepáralo todo en secreto. Vamos a suponer que os hace ilusión viajar a… Myanmar (iba a decir China, pero ese país le encantó a mi cuñado, que no podía haberse ido de luna de miel a Punta Cana, el tío, de modo que si a él le gusta, a mí me va a dar cierto repelús). Lo primero que tienes que hacer es asegurarte de que tu pareja no tiene otros planesde Semana Santa, de modo que le vas a proponer una ruta a caballo por los Picos de Sierra Colorá. O lo que se te ocurra, con tal de asegurarte que la tienes durante un par de semanas sólo para ti.
Sin cabos sueltos
Segundo paso: prepáralo todo: documentación, información sobre el destino, pasaportes (si no lo tiene en regla, búscate los argumentos que precises para que lo regularice)… En fin, lo que viene siendo preparar unas vacaciones en un destino exótico. Cuando esté todo listo, repito, siempre en secreto, compras el paquete vacacional en la agencia, on u offline. Y, la parte más difícil, espera y aguanta sin decir nada hasta que llegue el día en el que se supone que vais a ir de ruta a esa imaginaria Sierra Colorá. Ya en el aeropuerto, explícale por qué llevas dos maletas enormes y dale su pasaje para Naipyidó, capital de Myanmar, como todos sabíamos. A partir de aquí, lo que ocurra en las próximas dos semanas es cosa vuestra y de nadie más.